LUCES NAVIDEÑAS
El niño se asoma a la ventana
Ve el cielo con luces multicolores;
de sus ojos, la alegría emana
Y sonríe amoroso sin rencores.
Que importancia tiene que sea otro
Quien lanzara las luces de bengala,
Es la misma alegría a sus ojos
Y la misma ilusión al contemplarlas.
En su casa no hay dinero
Para comprar luces navideñas,
Peo tiene dos ojos para verlos
Por eso silencioso mira y sueña.
Nadie le cobra ni le recrimina
Porque levante su vista al cielo,
El solamente sonríe y mira
Y eso le sirve de consuelo.
El niño mira y se embelesa
Con tantos fuegos artificiales
Ver los colores nada le cuesta
Para él esa son sus navidades.
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MI PRIMERA TARJETA DE NAVIDAD
Un poco tembloroso y asustado
escribí mi primera tarjeta navideña
un amigo en blanco me la había regalado
para que yo con mi letra la escribiera.
Envuelto entre anhelos y suspiros
escribí mis deseos a mano alzada,
ellos iban acorde con el motivo,
que tenía la tarjeta en la portada
Iba anónimo el tierno envío
que colgué al árbol de navidad,
la niña no supo que era mío
porque yo nunca dije la verdad.
Esa fue mi primera tarjeta
y aunque después, hubo tantas
olvidarme de ella mucho me cuesta
aunque no recuerde la fecha exacta.
Tenía una vela y dos bambalinas
que con tenue luz iluminaba,
la dejé en el árbol de mi vecina
y ella ni siquiera sospechaba.
Yo era un niño, casi adolescente
y hoy, cuando llega la época navideña,
aquel recuerdo vuelve a mi mente
Y me brillan los ojos como estrellas.
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MISAS DE AGUINALDO
En el pequeño pueblo donde crecí
rodeado de costumbres pueblerinas
en cada diciembre siempre oí
el sonar de las campanas en la capilla.
Eran las misas de aguinaldos
un evento de gran significación
donde acudía la gente del barrio
porque eran fieles a la tradición.
El niño estaba por nacer
y nosotros éramos los pastores,
viendo en cada rostro florecer
sueños más bonitos y mejores.
Había luces y mucha algarabía
y una fe en cada nuevo nacimiento
porque sabíamos que era el Mesías
el dueño de todo el firmamento.
Ya yo no vivo en aquel pueblo
ni oigo las campanas de la capilla,
pero dentro de mi corazón aún conservo
ese recuerdo que jamás se olvida.
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