¡Que bonito amanecer!
con una guitarra en la mano,
para cantarle al amor
desde el altar profano.
Y unas notas se escaparon
de la guitarra gitana,
del trovador de los vientos
que le ofrece a su amada.
Con ansia yo le dije:
hice un poema para
conquistar a mi bella
y delicada estrella.
Él me miró con nobleza:
tú que eres tan sensible
y eres como un poeta,
he de entonar unas
letras enamoradas,
con voces halagadas,
y es ella la que te robó
un suspiro y fue ella
la que se volvió un delirio,
la que se volvió una rosa,
la que te dio una esperanza
en un abrazo de embeleso.
Y más notas se escaparon
de la guitarra gitana,
con el dulce encanto
de la música que canta
a su reina soberana,
a la que de día ensalza
y de noches abraza.
¡Qué bonito amanecer!
con la música en la mano
lo dijo cantando al aire
el alegre gitano.