Albin Lainez

canción del crepúsculo

 

 

 

Tu telúrico canto me asaltó

sobre aquel barranco.

Miraba, ausentemente, la crispación de la marea.

Masa oceánica suspendiendome

del fragor mundano

con su maquinaria de codicia.

Se mecían gaviotas azules,

peces de ala en ristre planeaban,

desde oleajes tan libres que daba miedo

Y mis pensamientos eran

hogueras flameando en el anochecer.

Entonces, tu voz...

Descalzándome los caminos,

invistiéndome de una tonalidad

símil bosque, hierba en palpitación

Aunque la escasa razón dictaba

que tu alejamiento, tu remota vida,

entrañaban argumentos sin discusión,

sólo sé que te escuchaba,

nombrándome en la canción de vientos

que asolaba médanos y arena,

conduciéndome hacia ocultos astros

en que reconocernos no fuera vano.

Encanto melódico

que incrementó mi frecuencia

para convertirme en nuevo sonido de la bahía.

No hubo ya

gaviotas ni acantilado,

desvanecido el mar con sus peces al vuelo.

El cántico espacial

transportaba mis genes

hacia puertos donde desembarcar

para renovarnos juramentos antiguos

ante un crepúsculo equivalente

a mis dudas y tu exilio.