Analogía o antítesis del horizonte,
es que olvidarte y tenerte parecen la misma cosa,
se siente como cazar las sombras de las nubes
y al abrir lentamente las manos
ver sólo esperanza derramarse entre los dedos,
ver bajo los pies un charco de derrota,
mientras las sombras que buscaba
imperceptiblemente se alejan.
Es que todo parece quedarse
pero se va,
siempre las sombras y las nubes
que se quedan y se van.
Cada vez que me alejo
caen sobre mi las casualidades del futuro,
armadas con certezas y hechos contundentes
o con meras insignificancias,
pero el mismo fin de arrastrarte hasta mi humbral
se mantiene inmortal y paciente,
demoliendo las telarañas que tejí
para envolver y desconcertar mi necesidad de vos
y pretender que ya no te recuerdo,
pero te recuerdo...
¡Malditas casualidades!
...Maldito olvido.
Cada vez que te siento
es un huérfano el lecho en el que te abrazo,
solitario, desprotegido y conmovedoramente entristecido
no se pregunta de que manera seguir,
va errando por siempre el camino.
...Te sostiene como la cuerda al equilibrista
que no hace mas que ceder una y otra vez, hilo por hilo.
Y es ahí que reacciono y entiendo
que cada vez que te siento
es la misma acrobacia,
atemporal, desprotegida y perversamente representada
errando con el mismo inocente equilibrista.
Ariel.