Saetazo,
te vi y me desmayé por dentro,
herí mi corazón
arrancándomelo del pecho.
Amistad,
te conocí y me enamoraste,
reconocía entre todas tu voz
aunque fuese ahogada o distante.
Pasión,
fugaz y voraz lobo
que nos deboró,
nos olvidamos de todo.
Amor,
se quedó sola la soledad,
tú misma, mi hogar,
y mo hogar mi palpitar.
Despedida,
el viento pasó de lento a frío,
no pude nunca olvidar
que el tiempo una vez fuera mío.
Dolor,
se marchitó la vida
y se dilató mi culpa,
lo único que espero es que en mi roca,
mi corazó, tal desastre no se esculpa.
Angustia,
sentí la soledad de nuevo
y no me dejé respirar,
no hay razón ni de ser ni de estar
porque tú eras mi aire, tú eras mi libertad.
Olvido,
no de ti,
sino de aquellos días que recuerdo,
aquellos días en los que
gracias a tu amor,
yo no podía decir
que alguna vez estuviese cuerdo.