Peñascos pisadas
se esconde en la arena
rumbo fijo
su amado sofocado.
Corre así ella
olivo furioso se revuelcan
en la arena irritado riéndose
Se lo que ambicionas
aliviad tu llanto.
Olas que tachan
las huellas selladas
en cada pisada.
Hojas salpicadas
de lágrimas
en papel negro mojado
que en el invierno frio
lo arropaba.
Iluminaban un cuarto
de seda
con cuatro poetas.
Sobre sus paredes
descansaba
colgado los días pintados
con heridas
consagradas
sobre su respaldo
que la acomodaba
a su cuerpo.
Arroja carta de recuerdo
que colgaba a
poyándose con un ruido seco.
Todo lo derecho de autor reservado: Francis Mota