Y se acostumbra el brazo a tomar de tu tiempo,
lo mismo que mi labio a beber de tu boca,
por eso yo persigo la sombra que se queda
plasmada ante mi paso cuando no estás conmigo.
Y acostumbrado estoy a mirarte lejana
al igual que una estrella que brilla muy distante,
por eso siempre espero acercarme a tu mano
sintiendo el follaje de tus dedos cansados.
Los días de la semana se turnan para verte
sin importar la hora –es el momento exacto-
trafico entonces mis pasos para verte de noche
porque la noche sabe a silencio y a llanto.
Eres conservadora de todos mis escritos
de mis labios que tocan de mis manos que callan;
de mis besos que bullen , de mis caricias locas.