Necesito de una cuerda
para ahorcar
a mí sombra.
Mi sombra que te busca,
que aún te sigue.
Que te aspira; que me daña,
y me corroe.
En insomnios me mantiene.
Sólo te sigue a ti.
Prolonga perpetuamente
mis pasos.
Alarga mi triste mirada.
Sólo te sigue a ti.
Ya perezco alma en pena
siguiendo a esa
mi sombra.
Triste vida desgraciada,
esta sombra que hoy te sigue,
no es la sombra de mi cuerpo.
Es la sombra de mi alma.
Y sólo te sigue a ti.
(c) Armando Cano