¿Pudiste apreciar, como el
Viento se estremecía en
Tu piel? Susurrándole una y otra
Vez al eco tu nombre, eco, que mudo
Convirtió en condena tu encanto
¿Pudiste apreciar, como
Moría entre tus dedos,
Largos y finos, el reflejo
De lo que un día pudiera ser
El pecado que algún día nos uniría?
¿Pudiste apreciar, como
Yacía presente el silencio
Entre cantos y alaridos? Silencio
que el mar reclamaba celoso,
en la perdición de un
amanecer que no llega.
¿Pudiste apreciar, como
El fuego se regodeaba?
Atravesando el mar como marinero, que
Presuroso va de puerto en puerto
Calcinando corazones.