En el eterno océano de aguas sin sabor, e inmerso en la contemplación se despierta la verdad de un muerto amor, muerto por distancia, muerto por otras circunstancias, y es que a la espera de algo sin fin, podría decir que no hay respuestas no hay amor.
Sirena Del mar aunque estas sin estar, tu voz suena en el mar, y una melodía que no esta dicha retumba mis oídos como si fueran las olas del inherente pensamiento de mis atribuciones sin permiso, sin reloj, sin hora, sin tiempo, ni espacio.
Y en la espesura se pierde entre rezos, entre solvento de problemas que no son tan tuyos, destapas una luz que no es tan azul, una sirena que quiere volar, romper los limites y ver el mundo desde arriba desde donde ni los mas doctos adquieren sabiduría e inmersa en sus pasiones anhela descubrir quien realmente es, y sin pensarlo sin siquiera saberlo es ese Gran ser que dice no creer.
Sirena extranjera de mares lejanos no te pierdas, pero hoy si quiero que calles, que calles aquello que no quiero oír, que calles palabras que me llevan al fin, y con un solo palpar de imaginación entra mi desamor al resultado de que no existo y que en la espuma de tu andar me desaparezco en cada cerrar de sesión.