Gustavo Leni

SOLEDAD

La soledad sola

no puede consumirse,

necesita alguien que la consuma.

Mi soledad me consumió primero.

Y renací y entonces yo la consumí a ella

o, más bien, la desterré,

la dejé libre

para quedar libre,

para que fuera a recorrer

otros lugares, otras calles

otras casas y pasillos y habitaciones,

le dije que si alguien la encontraba

y la volvía a soltar,

que no volviera

porque yo no estaré donde estaba

ni me apetece soledad.

 

A otras gentes les digo:

¡Abrid los ojos!

No os dejéis emborrachar

en su dulce néctar

de tristeza caprichosa

ni entréis en el sueño plácido

de su negra suavidad,

yo sé que dejará en vuestra boca

un sabor amargo, de diaria eternidad.