UN POSTRE…PARA FIN DE AÑO
Los últimos días del año se acercan y con ello, degustar un delicioso postre tradicional, que hace recordar la cocina de abuelas, madres y amigas. –“El mollete”- llamado torrejas en otras partes según la receta y forma de prepararlo. Decir “mollete”, es llenar el paladar y todos los sentidos con el aroma dulce y astringente de la esencia del eugenol (extracto del clavo de olor); ese ingrediente es el que brinda tan especial sabor a este postre.
Se utiliza el pan dulce de yemas específico para tal fin. En la época de mis años infantiles y otros más atrás, mi mamá Julia (abuelita paterna), así como doña Lina Ramírez y otras panaderas famosas del pueblo lo horneaban. Al pan se le corta una tapa y se le saca parte de la miga, con ello se prepara el relleno al cual se le agrega algunas veces manjar de leche, uvas pasas y un toquecito de licor (vino, brandy o cognac), se moja la miga con la miel obscura de la panela. Se rellenan los panes y se forran con huevo batido, posteriormente se fríen en aceite. La miel de panela, se prepara disolviendo trozos de dulce obtenidos de la molienda de la caña de azúcar de manera artesanal. –Esta miel, es la que lleva los botones de clavo, la especie aromática. Una vez listas ambas partes, se colocan los panes en la miel hirviente para que absorban todo el sabor impregnado en ella.
A casa, siempre llegó una vianda con ese postre de las manos amorosas de doña Melda, quien preparaba con gran cariño su regalo de amor para su familia y amigos. Allá, en el cielo eterno estará deleitando a los ángeles con ese dulce manjar y en nuestros recuerdos estará presente al llevar a nuestros labios el que mi madre este año ha elaborado con esmero y cariño.
Mirna Lissett Carranza Archila