Impaciente espera de un cercano destino
un destino que espera impaciente el presente
un presente vivido tan impaciente
como impaciente se marca delante el camino.
Cada músculo, cada vena y cada hueso
cada partícula de cada cuerpo, y cada mente
cada rostro, cada lágrima y cada exceso,
toda materia del mundo impaciente.
Así como impaciente el pasado que desea ser olvidado
ese olvido que somos incapaces de ceder
por miedo a que ese pasado solo ahí haya quedado
y que ni en el presente ni el futuro se pueda mantener.
Tan impaciente el presente de convertirse en pasado
ese presente que requiere ser al máximo disfrutado
y nosotros creyendo que esa etapa no ha comenzado
con cada acción impaciente que a realizar nos ha obligado.
Un futuro impaciente aguarda nuestra llegada
pero él incluye una cajita de recuerdos...
esa acción del pasado que ha sido arrastrada.
El futuro: patrón a seguir sin derecho a quejarnos.
Al final se aproxima la muerte impaciente
y nos damos cuenta que no sirvió de nada el camino
fuimos impacientes, y la muerte que llega en cualquier de repente
sin más alternativa cada quien marca su propio destino.