Descubro tu piel luminosa
en el ultimátum del diario ganarse el pan.
Corre la tarde ahuyentando
al gentío por las arterias
y un pestañeo del aire distrae
la ambigüedad de mi ojo en flash.
Te miro destellar,
avivando las retinas sin color.
Surcás, hechando chispas, el tictac
de escaparates a buen postor
Fue verte y adoptar tu huérfana imagen
un mismo acto.
Te apropié
sin listas de espera,
ni formularios de buena familia.
Te invité
a la casa tomada que planeaba rentar,
pinté con lava cruda sus paredes,
adorné con raíces en tránsito
la mesa para navidad.
Me convertí en anfitrión pagano
para tu deleite y estulticia.
Ahora ando brillante
ciñendo tus quebrantos.
Con pronóstico de caída libre
ensayo vuelos al ras sobre
oficinas sin domingo
y mercados de hacienda
Vos me enseñás luz,
yo te ofrezco asilo,
arrojándonos a las ondas del aire
ígneo que nos quema.