La distancia duele
Por: Moisés Rosique García
Diciembre 24 de 2010
Aunque lejana y distante puedo arrullarte con mi alma,
Siento la suave calidez de tus labios con mis dedos,
Y la frescura de tus miradas que me sonríe y animan;
En mi oscura soledad y la melancolía que nace del ayer,
El látigo quemante de las horas fustiga mis sueños contigo,
Aniquila esperanzas, reviven ilusiones y anida confusiones.
Cual infeliz mendigo de amor caminé por años sin rumbo,
Creyendo llenar con alucinantes devociones el vacío sin ti,
Me sumergí en la vorágine del placer y la alegría volátil,
Ciego y voluntariamente me dejé devorar por mis deslices.
Destellos del pasado enamorado retornaron con esplendor,
Y provocan que en mi sombría existencia brillen los astros,
Imbuyendo en el laberinto de ideas los signos para andar.
De pronto, el encanto, mi espíritu presintió tu presencia,
Emocionado le habló sin ver tu cuerpo y mente: ¿Eres tú?
Desperté incrédulo con una gran adoración hacia ti,
El plácido y piadoso rocío de tu espíritu me inundó,
Y comprendí, al término de lejanos años transcurridos que,
Eres el sublime y valioso tesoro que había extraviado y,
Eres mi musa y que pese al largo tiempo ido solo sé amar.
Hoy que tu tierna voz y tus miradas se funden con las mías,
La distancia con su convivencia nos lastima e incita a luchar;
Cuando desfallecía inmerso en mi fría realidad y desencantos,
Tu sensualidad envolvió mi alma y le inyectó bravura, coraje,
Y por fin, gracias a ti dejé de ser un pasajero mas de los sueños,
Empero, la distancia me impide llegar a la cima de tu corazón,
Aún cuando su palpitar me susurre cálidamente al oído,
Te amo, te amo, te amo, te amo…
La distancia duele.
Invierno del 2010.