El otoño tiene árboles que se desnudan lentamente;
son como cielos aciagos que se desprenden de estrellas ajenas.
El otoño decora el campo con hermosas flores silvestres
aunque en el fondo tiene cara de niño con pena.
Desnudos, calles y árboles se empapan del frío inclemente.
Y las estrellas se apagan y la luna se duerme en la niebla.
Ayer el sol de verano irradiaba indolente;
derretía la nieve y calentaba la arena.
Hoy deambulan errabundos sus rayos de inseguridad evidente
y cae implacable la helada blanqueando la hierba.
El otoño es como el pedazo de un río debajo de un puente;
un puente es como el pedazo de un otoño entre ribera y ribera.
En un ocaso de Junio, un cielo ancho y un arrebol fulgente.
En una tarde quieta de Mayo, la cara de un árbol amarillenta.
En Abril es un niño y en Mayo el otoño es adolescente;
en Junio se hace abuelo y se despide sin darse ni cuenta.