Tu savia es elixir
para mi boca sediente,
nectár preciado de los Dioses.
En tu bosque arcano
se mojaron mis enaguas,
de tus semillas brotaron
campos de flores
que sonríen a la brisa matinal.
Sigue regando mi huerto
que aquí hace un calor de miedo,
se puede exprimir el jugo
torciendo el pellejo
pegajoso como la goma.
Me sumerjo en un mar de hielo
azules cristales turquesas
con pétalos de rosas,
para refrescar la piel viscosa.
El vientre palpita tirrita
mientras te espero,
ven antes que me derrite
en el hielo
¿me tragaras entonces?
Merche DemBar
29/12/10