¿No sabe la luna porqué estoy contenta?
¿Porqué entre mis labios hay siempre sonrisas?
¿Porqué no he llorado?
Seguro es que no, porque mi alegría
no se la he contado.
¿No saben las flores esta melodía
que en mi pecho canta?
¿No lo sabe el cielo? ¿Ni el sol? ¿Ni las aves?
No lo sabe nadie, sólo tu lo sabes.
Pero en esta noche apacible y buena
a la luna blanca, de romanzas llena
y las estrellitas como flores de oro
me ha entrado el capricho de contarle todo...
Yo estaba muy triste... ¿no saben?
sin goce, sin calma, sin tardes serenas,
con el alma llena de amargura y frío,
¡muy triste! ... como esas palomas morenas
que arrullan de noche en nido vacío.
Yo estaba muy sola...
con el alma muerta de tanto llorar.
Pero vino un día
en que aquella pena se volvio cantar,
en que aquella angustia se volvio alegría.
Oh! estrellitas como polvo de orr
¿qué pasó? ¿no saben?
como melodía
escuché en mi oido: ¡mi niña, te adoro!
¡Qué divino día!
Desde entonces luna, no sufro, no lloro;
terminó por siempre mi melancolía,
y ése es mi secreto, es mi gran tesoro.
No lo cuentes luna;
pero si eres buena,
vé con el y dile, que en la noche oscura
con tus rayos blancos y estrellitas de oro,
escribí en el cielo:
¡Yo también te adoro!