Hay una quietud que suena en mi palabra amante,
y tú que la escuchas, te hieres igual que yo.
Te quema a ti también, como a mí bastante,
mientras fluye hoy igual, que una vez fluyó.
Se que tú lo verás y quedarás en silencio,
yo lo veré también y seguiré a mi rutina,
recogeré mi alma, para ponerla en el verso,
y a ti te llevaré por dentro de mi vida.
Si un día nos acordamos de este tiempo pasado,
de este amor fluyente, que fue solo una ola,
habré llenado con versos, a tu precioso prado,
y habré vuelto semilla a cada parábola.
Tú estarás siendo anciana, recogiendo a los nietos,
mirando detrás de ti, a un viejo con un bastón.
Y yo estudiando tus manías para convertirlas en versos,
llorando por el tiempo al que le fui tan Gastón
Y se que no me queda así, ni una esperanza,
para volver el tiempo, del amor ya olvidado.
Y maldeciré la vida que nunca no alcanza,
para mantenernos vivos, como canción grabado.
LEOM KOLMNELA