Juan Carlos Luna Núñez

Mil Caperucitas

Herida de nueva cuenta, llorabas caperucita,

esta vez no fue el colmillo, ni mis garras lacerantes

mas bien te duele el silencio que sucede el “hasta nunca”

 

no valen la pena los análisis ni las intrincadas teorías,

en este descomunal silencio hemos perdido los dos; nos

asaltó el instinto. Me traicionó la luna llena. De qué sirve

lamentar el presagiado destino; al menos muérete en paz,

pues alguien vio suspirar arrepentida la fiera sobre tus huesos.

 

Pasados estos llantos y sobresaltos, se repetirá la historia:

volverán al viejo lobo los errores infantiles, quedan mil

caperucitas e infinitas lunas llenas; hay hambres y

mucho tiempo e interminables maneras de volver a equivocarse.

No valen las previsiones ni largas exposiciones, el final

puede ser peor, si no regresan las niñas: quedan vacías mis

historias, muere de hambre esta pobre fiera.