Adrian VeMo

Polvo

Que una vez fue
tan tímido
al igual que curioso
como torpe.
Al alba
o
al ocaso
o
al anochecer,
arden los cuerpos
en su hoguera
de caricias,
saliva y rubor.
Los poros se dilatan
y desembocan sudor:
calido,
sediento,
fecundo sudor
que abriga
e inquieta
las frias orillas
de los amantes.
(Buscan
los cuerpos
el vientre de Afrodita
buscan
esconderse allí)
Llueve sobre la piel
besos
que han ido mojando
cada rincon,
taladrando la carne
hasta tatuarse en las almas
ahuyentando los miedos.
Se han regado
como plagas
desparramandose
por todo el cuerpo,
columpiandose en los cuellos
se juegan asi los besos.
Ahora...
¿Que más pueden quemar?

si los ojos se han cerrado

para evitar ese incendio;

gime el silencio, sudan las sombras

y la timidez explota en colores;

hoy vencieron a la muerte

empujando a buscar su suerte
¿Que más pueden esperar?
si la respiración
se agita como antilope perseguido
y los cuerpos ya no saben
que hacer con ellos mismos
(dejar
en manos de Eros
sus deseos carnales
dejar
de ser dos y ser solo uno)
Lo que era trivial
ahora, en ese segundo
se hace crucial.
Y parecen que barajon las estrellas

siendo ellos que subieron hasta ellas

Polvo
pobre si es pagado,
polvo
frío y egoista que se dan
las espaldas despues de acabar.
Polvo
que no muere
aun cuando es ceniza
las caricias les devuelven la vida.
Polvo
que pocos

se fueron sin este pecaminoso delirio;
y saben,
de polvo nacieron
muertos despues
polvo quedaran.