Desecho, hoy, el primer día del año,
aquellas frutas verdes del ensueño,
el propósito unido al desengaño,
todo ramaje de incumplido sueño.
Y planto novísimas en el huerto
otras metas con plazo establecido;
pues cada ansia ida con el sueño muerto
es propósito del año incumplido.
Lanzaré cual semillas al jardín
para el dos mil once mi propia espera
y no descansaré hasta darle fin.
Mis metas tendrán cosecha y amor.
Pues los sueños son eso: solo una pera
madurando en el vientre de la flor…