Oye... Te invito a que salgamos juntos
esta noche estrellada y cálida,
tú de mi mano asida,
yo de tu cuerpo apretujado.
Nos iremos caminando por el verde llano,
la luna con su esplendor admiraremos,
contaremos las estrellas
e imaginaremos dibujos en las nubes.
Nos contaremos historias de amor y desengaño,
nos reiremos por el paso de los años,
miraremos con optimismo hacia el futuro,
y construiremos para los dos amores puros.
Forjaremos un amor tierno y sincero,
tan tierno como la mota de algodón
que el rocío besa en la mañana despejada,
o el canto del ruiseñor aquel que trina en el alféizar de tu ventana.
Soñaremos ese hogar que los dos nos merecemos,
un hogar tan limpio y puro que tenga aroma de azahares,
que huela a pasto verde, a flor de naranjales,
que tenga fragancia a cafetales.
Imaginaremos los nietos corriendo bulliciosos
por los corredores amplios de la estancia,
y tú y yo con los cabellos plateados por las canas
escucharemos el rumor de las cascadas.
Veremos cómo crecen los chiquillos, se hacen
hombres y bellas damas
y entonces sonreiremos y nos fundiremos
los dos en amalgama.