Algún día del mañana,
luego de la Epifanía
y de la Semana Santa…
…se abrirá la tierra,
las tumbas, los ojos,
cada cadáver con su cruz a cuestas,
como Cristos;
caminando con los pies descalzos,
suplicando como niños.
Las prostitutas cubriendo su cuerpo,
los mentirosos hablando de amor,
los chismosos callados,
los maricas de espaldas…
…todos humildes,
todos con las manos al sol.
Las cadenas uniendo colores,
los recuerdos separando familias
y Dios sin más remedio
marcándolos según su pecado,
con el mismo estigma.
Las trompetas tocaron
la última nota en el tiempo,
ojalá que el dolor que derrame
limpie las manchas de mi alma,
quite el polvo de mis manos,
antes que el último jinete
rompa mis tejidos enfermos
y acabe con esta agonía…
…por siempre.