Destaqué a un amor increíblemente justo,
no fue sólo por amarla, ni fue solo por gusto.
Penetré en mi memoria, para más conocer,
de que estuvo hecho este amor, que se podía perder.
Recuerdo ahora mi error, y me siento culpable,
por este amor virtuoso, que me fue siempre amable.
Igual la pude destacar, aunque debiera perderla,
pues pese a que la tuviera, podía no tenerla.
Estoy hecho de ella, de lo bueno y lo malo,
porque fue un amor que Dios, me envió de regalo.
Pensé que alguna vez, podía ser de ella,
que yo podía ser, el polvo de su estrella.
La destaqué y se me fue, dejándome de pronto.
Y mis momentos de amor, ya más no los cuento.
Estoy lejos de ella y ella lejos de mí,
y sin nosotros quererlo, pues se terminó así.
Yo fui el arrebato de su corazón partido,
pensé amarla totalmente, hasta lo indefinido.
Pero nada en la vida subsiste para siempre,
y lo que más piensas que es tuyo, lo pierdes de repente.
Escogí a un amor honesto que fue mi debilidad,
amar a alguien nunca, se considera maldad.
Y me fue muy cruel entonces, el momento de perderla,
así sufrí por ella, justo antes de tenerla.
La perdí un día así, y observando el calendario,
fue un día como hoy, como hoy, después de un año.
Fue un instante aciago, fue un momento duro.
Será siempre difícil el olvidarla, te aseguro.
Pero deseo olvidarla, y pido por mi alivio.
Pero me esta inquietando su beso tierno y tibio.
Creará Dios la fortuna, que me despoje de la locura,
para que no me sea la vida sin ella, asi tan dura.
Quiero dejarla a un lado, pero sigo en ella fundado.
¿Acaso fue la mujer a quien más yo he amado?
Acaso fue la más bella, o de todas la mejor,
que guió mis sentimientos, sin dudas, ni temor.
Vivo bajo su sombra, como el crepúsculo temeroso,
que aun sin percibir nada, se siente muy impetuoso.
Yo sigo con mis sueños, sin ella vanamente,
y entonces aparece, en mi ojos, de repente.
Agito a mis sentidos, cuando hablan de su falta,
liderando la rebelión, que callando me asalta.
Pues no advierte alivio, mi cuerpo aun herido,
y a la huida de ella, no le encuentra sentido.
Hay amores que vienen, hay amores que van,
al igual que las estrellas, que se apagan, que nacerán.
¡Pero Dios mío que digo!, si no existirá una estrella,
que desapareciendo aun, aparecerá como ella.
LEOM KOLMNELA