Y al verte al espejo
con el tiempo que escapa
la sonrisa te llega
desde el alma misma,
y sigues resplandeciente y con gracia,
como princesa de los cuentos de hadas,
con la fe de amar y ser amada,
con el deseo de besar y ser besada
y con una pasión que te haga despertar,
solo con un beso,
pero no el beso por el beso,
sino el beso de amor.