ODA A LA LLUVIA
Tornasol en cristales inmersos
por haz de esperanza escurres
y caes de picada con suavidad de nardo.
Te besa la tierra en tu hermosura,
y así sedienta y con ganas
te bebe toda a través de sus venas,
tu mojas sus raíces y le das su alimento
al follaje secreto que extrae tu ternura.
Magia envuelve tu forma,
te diluyes salpicada en vertical descenso,
y fluyes telúricamente arrastrando soledades,
allí en lo inimaginable te formas,
y a través de filamentos de barro
se eleva en vapor tu alma hacia las bóvedas del cielo.
A las fuentes regresas,
a aquel hogar primero de donde te soltaron,
y corres atomizada detrás del sueño de volverte niña,
niña hecha lluvia en los dedos del ángel.
Se abren las represas,
cisternas del Edén en cataratas caen,
y tocan el polvo que formo la estrella,
y allí te mezclas para hacerte vida,
en capullos de algodón invernando tu entorno,
y abrazo de capullos te despierta.
Tu padre, tu creador, a su mandato,
en resplandor que grita te ilumina el sendero,
y de allí te permeas en concierto de nubes,
suavecita y danzando envuelta en viento,
rayando el plenilunio,
mojándole la noche a los enamorados
y aun hasta apagando los deseos fugaces
que cruzan el espacio intermitente.
Caes sobre los bosques que albergan sigilosa la natura,
la fauna y la floresta que hay en ellos,
caes siempre esporádica y alborotas el olor de las praderas
con simbiosis de tierra,
tu fragancia se mezcla con céfiro de picos,
con las alas del ave que en ti se baña.
Tus manos que borran huellas a su paso,
se llevan el dulce rastro
el cual dejo el amor sobre la hierba,
las pisadas del invierno sobre las copas secas de los árboles,
la caricia del viento abrazador que disipa las cosas inconstantes,
como la hoja muerta en el camino,
como el pez indefenso que salio de su cauce,
y aun, si hay tristeza, te la llevas.
Oh lluvia de mis noches y mis días,
que caes para morir tan lentamente,
repitiendo así el génesis de tu vida,
en tu ciclo ese sol astutamente
te absuelve en su ambición a las alturas,
para que tú le cubras con tu sombra
y le des paz así en tu regazo tierno.
Oh lluvia no me apartes de tu suerte,
vuelve a caer de arriba dulcemente
aunque esta sea tu segunda vida,
devuélvele a la tierra su hermosura,
su alegría, su amor, su olor bien grato…
y ella te premiara a ti con besos,
con beber de tu fuente en lo secreto
y amarte aunque sea solo un rato.