Te averiguo en el verbo amar
en el tacto que la noche sugiere
te busco, báculo tibio de mis anhelos,
con la avaricia de arroparte entre mis cumbres
y cantar a tu silueta una siembra de praderas
para que troten corceles en el sendero de tu vientre,
o en el frenesí de vida que ofrece el vértigo de tu boca.
Te averiguo
y me ciego en la fábula de tu cintura
para anidarme plácida con las pestañas sonrientes
en la explanada volcánica de tu hermosura.
Te averiguo, en algo más que palabras.
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