¡Ay poeta del alma mía!
¿Por qué huyes de mi amor
y cuando creo que el olvido
me consuela de tu desamor
vuelves, me ilusionas
llenas mi alma de alegría;
y, otra vez te alejas
y triste como estoy hoy
me dejas.
¡Ay poeta del alma mía!
espina que haces sangrar,
mis entristecidos versos,
que se vuelven grises
de tanto llorar;
que se vuelven estatuas de sal
de tanto esperar.
¡Ay poeta del alma mía!
eres como las olas del mar.
que te acercas, besas mis playas
y luego te vas,
dejando mis arenas
húmedas de tanto llorar.
Sangrando por ti mis palabras están.
¡Ay poeta del alma mía!
déjame descansar.
Ya es el tiempo y la hora
¡Yo te tengo que olvidar!