Vago entre las dunas
Y miro el vaho del suelo
Disfruto de invisibilidad
Mientras invento el oasis
Con trazos salidos de cuentos
Nada perturba el momento
Camino sin prisa, sin rumbo
Como quien devora el crepúsculo
Convertida en flor de arena
Con el vientre cargado de llamas
Nadie advierte la hoguera
Estalla la calma
Derramada en palabras quietas
Sobre las sábanas albas
Que cubren la cama de sol y tierra
Soy eterna en el desierto
Vestida de sal y de fuego