Y las hojas que
eleva el viento
te vieron llorar,
con sufrimiento
de dolor callado,
como lo hacen
los ángeles,
por amor.
Y te vieron reír,
como lo hacen
los niños,
y te vieron amar
como lo haces tú,
con toda la pasión
y con toda la entrega.
Tus cabellos de luna
al lugar señalado
llegaron en calma,
con la belleza
de un ensueño,
y con entereza
de mujer
que sabe perdonar,
y juntos cabalgaron,
tú y el enamorado
hacia una eternidad,
con sueños e ilusiones
en plena libertad.