Con tu mano izquierda atada
A mi diestra te conduzco
Y una linda estrella busco
A la luz de tu mirada
Con tu lamento a mi lado
Armónico como un río
Dejo tus pasos sueltos
Más, de cerca yo te sigo
Me miran tus ojos negros
Valientes muestran su encanto
Mientras que yo con mi canto
Temblando casi con miedo
Digo: No te apartes tanto
Y Escondo así mi quebranto
No sea porque mi espanto
Sea luego tu canto eterno
Sea luego tu eterno canto.
Vas y vienes a mi encuentro
Te devuelves asombrada
Para así contarme todas
Las cosas que te encontrabas
Las colinas de tu boca
Abierta de la impresión
Sacuden mi corazón
Después que todo lo evocas
No puedo aguantar al verte
De cerca cuando regresas
De darte un beso en la frente
Y abrazarte con mucha fuerza
Te alejas de mí con calma
Volteas por si me he ido
Y casi puedo ver el hilo
Que une mi alma con tu alma
Gerardo Villalobos