David Alberto Campos

AURORA

Aurora, luz y blanco.

Horizonte infinito.
En ti me prolongo mientras te prolongas te haces
sublime etérea inmanente
Aurora, luz y blanco
Aurora magia trance feliz revelación.

Fui un errante adivino
Que pretendía entender al mundo
Ante la imposibilidad de entenderse
Sin sospechar siquiera que la misma Ciencia
Es un puro acto de Fe.
Cuando creía ser químico no era más que un alquimista,
Pero era un ignorante de la Alquimia.
Cuando creía ser arqueólogo era un aventurero
Que trataba de hallarse hallando el Pasado (o su evidencia).

Los años pasaron.
No supe reconocer tu brillo (al que creí una ficción matemática)
O atribuí al Azar tus manifestaciones.
Me fui volviendo un desencantado.
Aprendí a despreciar lo más valioso,
a tornar la gracia en cinismo.
Me estorbó la alegría. Sin ser culpable me hice penitente.
Me lo expliqué todo anhelando claridad,
pero todo se hizo más confuso.

Te busqué en las grandes Religiones
(aunque, por pudor científico, las llamaba de otra forma)
Y encontré criaturas
Similares a Ti, pero monstruosas:
Deidades deformes,
Ídolos de barro,
Espejos y espejismos,
Imitaciones imperfectas.
Y encontré mi propio descenso, mi propia escalinata.
Para entonces no sabía de tu Luz; sólo llegué a intuirla
A partir de destellos de Verdad fragmentada.

Luego me sentí mortal. Te busqué por miedo:
No ansiaba encontrarte, sino asegurarme
La permanencia en un mundo que antes despreciaba.
La estupidez me valió malentendidos.
Algunos me dejaron
O aprendieron a odiarme.

Herido: así me sentía cuando quise mi venganza.
El placer me ofreció su encanto.
Ante el desenfreno sucumbió la cordura.
Me fue ceñida la corona por el mismo Baco.
Me sacié en la animalidad.
Disfruté siendo vano.
"Soy feliz", me repetía en la embriaguez del conformismo.
El embrujo terminó cuando leí el resumen de mis días
Y concluí que sólo había sabido divertirme.

Traté de consolarme en el recuerdo,
Sin saber cuán devastadora sería mi decisión.
Nomás al principio, pese a que poseía el tiempo,
los medios y el deseo
Me sentí amedrentado por clamores subterráneos,
Por sentencias no cumplidas,
Por duelos insospechados,
Por amores que creía haber dejado en el olvido.
Creí valentía continuar con el trabajo.
Los fantasmas se hicieron rostros conocidos, voces conocidas.
Sin saber por qué me sorprendí llorando
hasta por sucesos agradables.
Fue al evocar los linderos de lo no vivido
Cuando el dardo de la desilusión cayó en mi alma.
Me convencí de haber perdido el tiempo,
de haber desviado el rumbo.

Sediento pero todavía orgulloso
Te rechacé de nuevo, Fuente de aguas cristalinas.
Quise ser artista.
Aprendí a hacer del sufrimiento un motivo.
Y del trabajo una excusa.
Me enamoré de la belleza que creaba.
Preferí la soledad.
Laborioso, detallista: pulía con esmero cada frase, cada verso.
Empecé a vivir sin lugar, y a vivir de mí mismo. En mí mismo.
Pero, pese al volumen de mi obra,
Contemplaba -y cada vez más- mi propia pequeñez.

Claudicar parecía inevitable.
No era tan tonto como para acabar de una vez mi vida,
Pero sí lo suficiente como para dejarla pasar.
Preparé mi propio sarcófago, una gran casa
Que había amoblado el Cansancio, en la que habitaba Nostalgia.

Empecé unas "Memorias", me fui acostumbrando
A hablar en pasado, a elogiar el Ayer.
Me abrí de nuevo al mundo, pero con el placer del que lo hace
por última vez.
Me ocupé de "cosas prácticas",
del jardín, de un sinfín de pequeñeces...

Entonces encontré mi redención. Te conocí.
Imposible narrar la dicha del primer encuentro.
Te presentaste desnuda nítida tangible...tan cierta...
Luz.
Bondad infinita.
"Lo Bello me ha sido revelado", pensé.
Me extrañó mi ausencia de incredulidad.

Retrocedí más de una vida en el tiempo
(tiempo que, desde entonces, me parece ilusorio).
Empecé a amar, a amarme de veras.
Volví a escribir, pero sin sangre.
Aprendí a vibrar a sentir...

Encontré mi Aurora.
Aurora, luz y blanco,
Horizonte infinito.
En ti me prolongo mientras te prolongas
te haces sublime etérea inmanente.
Aurora, luz y blanco, aurora magia trance feliz revelación.

Ahora vivo en Aurora.
No desoigo lo sensible, tampoco lo idolatro.
Hablo un nuevo dialecto,el de los que perciben que la diferencia
los opuestos, los complementos son una misma cosa.
El de los que creen que perpetuar el antagonismo
es alimentar el odio
Y negar la Aurora. Negar el Cosmos.
Vivo en Aurora, pienso en Aurora, siento en Aurora. Soy.

 

Tomado de Fuga en Mi Mayor, 2002