Yo creo en el absurdo, en la
falta de sentido de la vida.
Creo en la inutilidad de buscar
sentido a la vida cuando está
más que carente y cuando es
posible encontrar las decepcionantes
realidades.
No creo en Dios, no lo niego y
mucho menos dudo de él;
me es indiferente.
Él siempre será una idea.
¡Mi idea!
Creo que la existencia precede
a la esencia definitivamente.
Si no vivimos no podemos
definirnos ni de broma.
Me falta la intolerancia, siempre
se dispondrá uno a aceptar toda
clase de ideas y no cerrarse más
que se trate de ideas cruentas de
odio y falta de tacto.
¿Existencialismo?, quizá
de eso se trate.
¿Ateo?, simplemente no
quiero ser gobernado.
Mi destino es mío y yo
me lo propongo crear.
Si es verdad que nuestra vida
ya está destinada por Dios
entonces no tenemos ningún
sentido al vivir.
Vivir por mi cuenta, morir por
lo mismo.
Buscar día a día, permanecer
indiferente.