Cuantas veces no quise decirte
lo mucho que te quería,
que mis pensamientos
eran solamente tuyos,
y mi vida aunque herida,
y en triste agonía,
era de entrega total,
esto es lo que sentía.
Te busqué innumerables veces
y tu silencio fue el mismo.
Te deseé con la fuerza,
del alma mía,
y quise ver unidos nuestros
cuerpos en uno.
Pero tu silencio fue el mismo,
y al no ver respuesta alguna,
cuando las puertas no se abrían,
como los portones de los camposantos,
fue entonces cuando decidí
amarte a través del viento.
Y el murmullo de este viento
llegó a tus sensibles oídos,
te hablé de mis amores,
de mis muchas angustias,
y reproché tu silencio.
Y con el murmullo del viento,
te acaricié miles de veces.
Te di todos los besos que tenía,
y al final me acosté contigo.
Fue el murmullo del viento
lo que me permitió seguir viviendo,
siempre a tu lado,
siempre contigo.