ALLÀ, donde la TRISTEZA del HOMBRE se CONVIERTE en DOLOR:
Por soledad, están sus lágrimas de olvido, las mimas que correrán por su rostro oculto, mirando el horizonte sombrío a través de la ventana de su cuarto, recordando su pasado en silencio, con un nudo en la garganta que lo irá ahogando por ganas reprimidas, mientras el sollozo por la sensible ausencia se hará cada vez, más profundo e imposible de disimular cada amanecer al despertar, al verse totalmente solo y viejo, frente al espejo de su penosa realidad, por vida vivida a la sombra siempre de un bajo perfil, para que no se note mucho, las huellas imborrables de la piel, por el almanaque...,
De muerte, proliferan las penas sin glorias, que refleja el alma en los ojos agonizantes del tiempo, por los espacios perdidos de amar, que van resecando los labios hasta casi partirse en la santa espera de un único beso sentido, que hidrate con pasión, tomándome por el cuello, sacándome de este hondo sufrimiento...,
Con vacio, florecen las espinas del destino escrito, coronando una vida malditamente cautiva, destinada para el sincero sufrir interno, por el amor de una mujer, que no desea notar mi presencia recordada en sus anhelados brazos...,
Y angustia, se forja con sangre, sudor y lágrimas de estíos, la historia jamás aquí contada, por no voltear la vista un instante atrás, para recordar de ese ayer querido, motivos en la piel desnuda, pero que fueron detalles divinos alguna vez, para el corazón enamorado...,
Sin paz por misericordia, esperan pacientemente los duendes adheridos del infierno, vestidos con ropa opaca negra, pendientes al último minuto por suspiro del condenado, postrado casi quieto sobre su cama por lecho, con la sed agobiante de amar quemando sus entrañas, para conducirlo a paso lento pero seguro, camino al destierro por desamor, como razón de su precaria existencia, sin ninguna ilusión de vida.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 06012011 12:30 PM.