No había prisa en mi sendero,
hacía planes con tranquilidad, mi poesía
de amor era ingenua y candorosa,
de sueños y esperanzas, con una alma
transparente, causas naturales de mi
juventud.
Después, mi poesía llevaba amor, con serenidad,
con experiencia, y sano equilibrio de madurez,
el amor, era un bálsamo a mi vida,
y me producía grandes efectos físicos,
brillaban mis ojos, había rubor en mis mejillas,
fuerza, optimismo y mucha felicidad.
Con el tiempo mi poesía empezó con rasgos
Impulsivos, pasiones elocuentes,
con dolor y desengaño , intranquilidad,
enfermedades y muertes.
Paso el tiempo con amargas experiencias.
Mi poesía se tornaría en el buen humor
que predominaría los momentos malos
y era una fórmula mágica a mi existir.
Después se torno en bellos cantos a la mirada
enternecedora del niño, al gesto elocuente,
de cualquier humano, al aire que respiro, al sol ,
a la luna, a la mañana, al mar, a los espacios
infinitos.
Ahora mi poesía habla de toda gran aventura,
de un animal. Del saber inextinguible y la
placidez de la vida.
Del hombre y de la mujer, que mientras
existan ,para bien o para mal, con mentiras
o verdad, “El amor” será siempre, fuente de
eternidad
.
GRACIELA DANTES