Son los sonidos que dibuja la tristeza,
los que se escuchan y se sienten,
los que suenan a aire frío en noche descubierta;
aquellos que silban entre los árboles agitándolos,
y los que queman los alientos dibujando las palabras.
Sonidos faltos de calor construidos de recuerdos,
que se quedan para siempre instalados en la retina del alma,
que visten las montañas de blanco y el mar de intenso azul,
y que traen auroras abrazadas a fuegos calcinadas por los sueños;
sonidos que escriben como nadie la palabra soledad,
versos tristes del más triste de los poetas;
sonidos que llaman hoy como ayer, a todas las puertas.
Instantes cubiertos de pasados y futuros,
de miradas que no se entendieron
en cuerpos que sin apenas conocerse se despidieron;
sonidos de tristeza que vais inventando partituras
conformando la sinfonía del adiós.
Sonidos y tristezas,
de los unos los quejidos, los lamentos, la callada pena;
de las otras, los pasados tan presentes,
pero también las esperanzas en el mañana puestas.
(jpellicer)