No sé cómo empezar.
Te conocí "en la calle de la vida" como dice un poema que me gusta mucho. Me
dijiste tu nombre y yo el mío.
Pasó el tiempo y luego me sentí en las nubes cada vez que estaba a tu lado, luego
me dieron ganas de escribir tu nombre en el cielo; pronunciándolo con cada nube
y estrella que veía pasar, porque eras tu el hombre, ese con quien quería estar.
Siempre lo repetía diciendo palabras de amor, no me daban ganas de estudiar al
otro día, pronunciar tu nombre era no saber si era sábado o domingo o viernes o
martes o cualquier día, pronunciar tu nombre era importarme NADA todo.
Desde que te vi quedé envenenada, eras como esa canción "Something" de los
Beatles... También tenias la misma lógica de la heroína, me produjiste el mismo
efecto (supongo yo) porque te vi y me dieron ganas de inyectar tu nombre en mis
venas y pensar "I don't need no other lover".
Una vez en un día de lluvia te pensé mucho...
Le hablé al aguacero, miré el agua caer y soñé un poco. Tenía la cabeza llena de
tu droga, estaba envenenada, alucinada con tu nombre, por la manera en la que
sabes ser tú... Entonces seguí mirando la lluvia, escuché sus silencios,
sus susurros, ella me decía muchas cosas, fue testigo de mis pensamientos, del
paso de los minutos, era algo increíble... Yo pensaba que en tus brazos soñaba
los sueños de todo enamorado, sentí que soñé cosas que nunca soñaba en otra
parte.
Pero un día te fuiste, yo me quedé mirando tristemente el cielo e imaginé un avión
escribiendo tu nombre en ese universo azul. Y me dieron ganas de ser nube, de
estar allá arriba con los ojos cerrados pensando en ti. Ganas de quedarme en las
nubes, para siempre en tu nombre y tener tu imagen, ser tu imagen.
Finalmente decidí olvidarte en un día de lluvia y le hablé otra vez al agua. Le dije:
"Oye, si alguna vez él se queda observándote en un día oscuro,
dile que siempre hay un cielo azul detrás de tus nubes y un sueño con él."