En este barco gigante,
hecho de sueños y tierra,
navegamos a toda vela,
en un mar lleno de estrellas.
No hay capitàn ni grumete,
somos todos marineros,
de las tempestas,un juguete,
del destino, compañeros.
Somos todos diferentes,
pero iguales en la lucha.
Cobardes y combatientes,
la divergencia es mucha.
Pero algo en comùn tenemos,
del ùltimo hombre al primero.
Seamos santos o blasfemos,
cada cual sigue un lucero.
No tiene que ser el de Belèn,
hay muchos para elegir,
basta ser una persona de bien,
y que viva cada uno su sentir.