Buscando en los espacios más recónditos del alma,
una justificación para no pensar en nada,
no sentir más allá de lo necesario para no sufrir.
El olvido golpea mis nostalgias, las nostalgias
golpean el infinito deseo de olvidar.
Silenciosos caen los días y las horas,
no avanzan mas, se detienen en un mirar
que nunca vi y en un palpitar que yo sentí
pero que nunca palpo otro palpitar.
Ya , el sosiego va ocupando los espacios
que la angustia inundó de desvaríos,
en ellos casi me perdí yo, y hoy emerjo
callada, no vencida, pero con los ojos cansados
De tanto mirar cómo se pasó mi vida.
Como de a poco fui al dolor sometida,
y de a poco hoy, quiero salir triunfante.
Hoy , ya estoy en mi futuro,
el presente, ya no cuenta.
Y el pasado es solo un recuerdo
del que rescato las cosas bellas
que siendo mías, no son mías,
no las puedo contar ni atesorar;
tan solo valorar, pero a sabiendas
que no me pertenecen.
Lo que si me pertenece es esa vieja angustia
de saber que nunca encontré
lo que tanto busqué.
Que abrí puertas y ventanas equivocadas.
Hoy , me río de mis fracasos,
porque de mis triunfos
no puedo vanagloriarme
No los conseguí yo sola,
pienso que siempre fui ayudada.
Los errores en cambio sin son
únicamente míos,
aunque los haya cometido siempre
por alguna otra persona.
En fin aquí termino con estos desvaríos.