Negritud de vidas abrumadas de envidia
Escombros humanos, la paz acallada.
Callejones de estiércol, la senda astillada
con leyes que creen tener voces compradas
Con cáusticos gritos el pueblo se enfada.
Exprimen al pobre y orinan su espalda
y ahora no dejan que aquel diga nada.
¡Gobierno de mierda, censura implantada!
La fuerza viva nos queda entre dientes
en altares civiles de santos sin nombre
son miles de risas de niños y hombres
que sufren a diario su voz censurada.