A veces fui lluvia en tus brazos,
a veces la noche te contó de mis lagrimas
y entre la brisa que hizo mover los árboles
instale los versos de mi poesía para atarlos a tu cabello,
para susurrar a tus oídos la línea
que te amarre a mi corazón,
el beso guardado entre la memoria,
los ojos que te han amado tanto.
Tan solo a veces fuiste muy mía,
hoy mis brazos se han cansado,
ya los pasos no te conducen a mi puerta.
El silencio, la sombra de un amor distante:
nosotros ya no fuimos aquellos,
los de aquel atardecer y tal vez aun somos lo mismos,
tal vez los de ayer.