Este vientre tenso, lleno de nubes,
este infierno inmenso,
que diluye mis neuronas,
y me encierra entre dos mundos,
de días claros y días inmundos.
El egoísmo de mis pasiones,
me transforma en otro ser;
ni el espejo me refleja,
ni me deja ensombrecer.
Esta angustia claroscura,
tierna a veces,
a veces dura;
me encasilla en la mitad
de la nada y la humilde duda.
Y me hundo en ese cruce
de caminos encontrados,
de raíces mas profundas,
e incertidumbre a los lados.
Miro arriba, está cerrado,
miro abajo...
veo mi nombre tallado,
miro adentro,
y no encuentro
un motivo para estar en paz.