NO resulta fácil sobrevivir al tiroteo
cuando tu revolver está vacío
de ecuanimidad.
Me gusta gustar
precisamente porque no gusto.
Fue un placer evolucionar
y dejar en la cuneta el cigarro sucio
que tanta vida me dio (aún me la da);
fue decadente ver cómo la amistad
se convirtió en una cartera
de billetes sangrientos
circundados por la falsedad.