Entre la tarde y la noche, caluroso y silente
preso de tu mirada prohibida me encuentro,
como sombra te busco en las tinieblas
y luces de los hilos de las horas;
esclavo de tu mirar te indago distante
de los días cercano de la noche
y como cristal de tu reflejo
soy susurro de tu aliento,
y el eco de tus ojos.
En prudencia indiscreta te observo
tu sonrisa responde ante mis ojos
y, en
silencio
te desnudo.