Para Adrian, el chico de los ojos picarescos
Con toque clásico, bajo soles en ardiente devoción,
es mi amigo, eterno caminante,
siempre buscando del cobijo a los árboles.
Con sed, mirada furtiva de los deseos a su fuente.
Atento, aprendiendo acordes y silencios,
en caudales a literatura la filosofía,
que en horizonte pregunta a futuro,
es entre arbustos que comprende a su portón, la salida.
Os ofrezco, este vuestro jardín secreto
donde dialogamos y reímos, siempre en confidencia de buenos amigos.
sintiera mágico esplendor, cuando la sonrisa encarnada de su rostro
en pillería de sus picarescos ojos.
Partimos al jardín nuestro aliado,
que entre árboles sin fronteras, sobre el lago
la melodía se ausculta, misma que os dedico,
guardando vuestro corazón, cual piélago que divaga.
A lo profundo respira, plena ilusión en su mirada,
evocando recuerdos que en dolor alimenta,
con el “ojalá” estampado en semblante; de algún día encontrar,
entre mares de contento, el jardín portador de su secreto.
Clavel Rojo © Alejandra P. Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados