Una boca sin dientes
te habla en carne viva
ya que nunca miente
por ser voz de la vida.
La mirada parpadea ser
intangible de un soñador
alejando dolor del placer
con aire de blanco color.
Dónde el par auditivo
recepta muerte ruidosa,
el tímpano no cohibido
espera melodía de rosa.
Las dos manos atadas
rezando hacia el cielo
pidiendo desde la nada
haya paz, no consuelo.
Arrodilladas las piernas
recibiendo peso curtido
se desvelan por fuerzas
para mantener lo vivido.
De los pies, cada planta,
quema huellas en tierra
sangrando paso y canta
rastro humano de guerra.
Un cuerpo, este planeta,
son la física que soporta
mientras implora meta
de luz, sin odio ni horca.
Vito Angeli