Cae la lluvia sobre mi rostro que anhelante de humedades
le ofrece a las precipitadas aguas las mejillas los ojos y la boca.
Danzo bajo el chubasco, y no me importa que me digan loca,
mi cuerpo tiembla de emoción. Abro los brazos y giro y giro
en demencial anhelo de hacer como la lluvia una danza vertical:
arriba los deseos, abajo los lamentos, bajo y me elevo
giro y giro, las vueltas me marean. Por el cabello
desciende hasta mi cuello, el agua como ríos, bañando
los suspiros que brotan de mi pecho , que escapan por la boca.
¡Ay…. la lluvia!..... penetra en mis silencios con música etérea,
se expande en mi cerebro que se humedece de ideas y recuerdos.
¡Ah… la lluvia,!... con obstinado ritmo me incita a esta danza
que verticalmente se produce en mi mente, que me aloca,
que con olor a tierra aviva mis pasiones, me excita y me provoca.
Alzó la cara, los goterones resbalan, la piel se nutre
de agua pura, de cristalino ensueño. ¡Ah… la lluvia!
me está mojando el alma y reverdecerán las ilusiones.