Me pregunto mil veces que será esta agonía,
y en tu pecho de santa, busco una palabra honorable.
Me deshago de una rima patética y fría,
dedicando mis poemas a ti, mi amor amable.
En el ritmo de tu pecho palpo mis alegorías,
nunca le cantaré al mundo como a ti, mi amor tierno.
Repitiendo el sonido de miles de alegrías,
me deshago de la hora triste, que me lleva al infierno.
En las olas colosales que mi vida tuvo cerca,
en algunos momentos que no pueden ser recogidos,
en el pecho tuyo tierno, pues mi vida se refleja;
con los más bellos instantes, que estaban desaparecidos.
Aparecerán en tu pecho, como vertiginosos terrenos.
Sustentándose en las pilastras que mi imaginación construía.
Y seguirán siendo amorosos, y seguirán siendo tiernos,
por el único motivo afable, de que quieras ser mía.
¡Ay que bello es este amor! ¡Ay que bella es esta angustia!
Rocas, agua, y llanuras, montes, mares en tu pecho.
¡Ay que bello es este amor! ¡Ay que bella es esta furia!
¡Hasta Dios esta furioso! ¡Mira Dios como te ha hecho!
¡Ay tus ojos de estrella!! Ay tu nariz rosa naciendo!
¡Ay tus labios deprimidos! ¡Ay tu cuello matador!
Ay tu pechos de semillas, que están floreciendo.
Eres mi encantadora, naciste por mí, mi amor.
LEOM KOLMNELA